sábado, 26 de septiembre de 2015

RECORDANDO A LUIS CERNUDA

Queridos amigos:

Nuestro grandísimo poeta de la generación del 27, Luis Cernuda (Sevilla 1902- México 1963) habría cumplido 113 años el pasado 21 de septiembre. 

 
Luis Cernuda


Una fecha para recordar el nacimiento de uno de nuestros gigantes poetas, el sevillano admirador de Bécquer, que creó una voz única para la posteridad y toda una escuela de admiradores y seguidores. 

 
María Zambrano (centro) y Luis Cernuda (a su izquierda), en Alcolea del Tajo (Toledo), en una iniciativa de las Misiones Pedagógicas de la II República.



Un poeta  que desde el exilio estadounidense y mexicano, procuró hacer que sus versos mostraran que la vida está por encima de la dictadura del pensamiento: "Escribir en España no es llorar, es morir".

 
Luis Cernuda


Un poeta, que cautivó el corazón poético de Salinas, el más veterano autor de la generación del 27. Que formó parte del legendario grupo, que solo volvió a escribir en una revista española desde el exilio como Cántico, seguramente para homenajear a su compañero, Jorge Guillén. Un poeta, cuya elegía a Federico García Lorca fue censurada en sus dos últimas estrofas.


 
Luis Cernuda


Un poeta que sufrió el amor en carne y alma, que supo entregarse a los versos y a la pasión, aunque no fuera correspondido en la medida que reclamaba su corazón, sino por el interés que suscitaba su autoridad como poeta y su generosidad desprendida.

 
Luis Cernuda


En fin, un poeta que levantó con orgullo la cabeza, desde su exilio,  ante la represión que representaba su condición homosexual en la España retrógrada de la posguerra, y que dirá en Desolación de la Quimera: "un país donde todo nace muerto, vive muerto y muere muerto"


 
Luis Cernuda y el actor coruñés Serafín Fernández Ferro en 1932, cuando eran amantes



Un poeta que llorará en sus versos, clamando por el olvido, sin poder asumir del todo el peso de las miradas soberbias, intolerantes y escribirá el poemario: Donde habite el olvido (1932/1933)



Reconocimiento de Sevilla a su poeta de la generación del 27



En el poemario Donde habite el olvido, encontramos precisamente el poema que le da título y que expresa en sus versos libres y alejandrinos la frustración y el violento choque entre su ansia de libertad amatoria y la represiva sociedad burguesa en la que ha nacido y que le rodea. Entregado al surrealismo innovador de los autores de la generación del 27, aúna a su vez a estas imágenes vanguardistas, el profundo sentimiento romántico, el del sufrimiento del poeta que capta la realidad de manera especial, como artista elegido, que se enfrenta a las normas sociales establecidas que le parecen injustas. De esta manera toma un verso de Bécquer para escribir su poema. Deleitémonos con esta rima de Bécquer y rindámosle junto a Cernuda nuestro recuerdo a nuestro poeta romántico, también sevillano, Gustavo Adolfo Bécquer:


 
Gustavo Adolfo Bécquer en el famoso retrato que realizó su hermano Valeriano





        RIMA LXVI

¿De dónde vengo?... El más horrible y áspero
de los senderos busca;
las huellas de unos pies ensangrentados
sobre la roca dura;
los despojos de un alma hecha jirones
en las zarzas agudas,
te dirán el camino
que conduce a mi cuna.

¿Adónde voy? El más sombrío y triste
de los páramos cruza,
valle de eternas nieves y de eternas
melancólicas brumas;
en donde esté una piedra solitaria
sin inscripción alguna,
donde habite el olvido,
allí estará mi tumba.


                                                   Gustavo Adolfo Bécquer




Nuestro extraordinario poeta merece este humilde homenaje desde nuestra admiración más profunda. Disfrutemos de sus versos, que se desgranan desgarrados desde su profundo sentimiento.





El poema Donde habite el olvido, recitado por el propio Luis Cernuda


DONDE HABITE EL OLVIDO

Donde habite el olvido,
en los vastos jardines sin aurora;
donde yo sólo sea
memoria de una piedra sepultada entre ortigas
sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.

Donde mi nombre deje

al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
donde el deseo no exista.

En esa gran región donde el amor, ángel terrible,

no esconda como acero
en mi pecho su ala,
sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.






Alex Stevenson


Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,
sometiendo a otra vida su vida,
sin más horizonte que otros ojos frente a frente.

Donde penas y dichas no sean más que nombres,

cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
disuelto en niebla, ausencia,
ausencia leve como carne de niño.

Allá, allá lejos;

donde habite el olvido.


                                                               Donde habite el olvido (1932/1933)





Una joya: Enrique Morente canta "Donde habite el olvido" en Morente sueña la Alhambra dirigida por José Sanchez Montes, mientras Israel Galván nos lleva hasta la entraña de los versos con un baile hipnótico y místico. Después Blanca Li nos sumerge en el desgarro del amor y el dolor y las voces de Enrique y Estrella Morente nos hechizan.


 
... Luis Cernuda, durante una visita a Burgohondo (Ávila), en un viaje con las Misiones Pedagógicas de la II República en 1932


 Desde el dolor más profundo y desde la amistad sentida y compartida, Cernuda le escribe esta elegía a Federico García Lorca cuando se entera de su asesinato. Las dos últimas estrofas del poema fueron censuradas. ¿Cabe más desgarro?


Dámaso Alonso, a la izquierda, Luis Cernuda, García Lorca y Vicente Aleixandre.
 



A UN POETA MUERTO
(F.G.L.)


Así como en la roca nunca vemos
la clara flor abrirse,
entre un pueblo hosco y duro
no brilla hermosamente
el fresco y alto ornato de la vida.
Por esto te mataron, porque eras
verdor en nuestra tierra árida
y azul en nuestro oscuro aire.




Claude Theberge


Leve es la parte de la vida
que como dioses rescatan los poetas.
El odio y destrucción perduran siempre
sordamente en la entraña
toda hiel sempiterna del español terrible,
que acecha lo cimero
con su piedra en la mano.

Triste sino nacer

con algún don ilustre
aquí, donde los hombres
en su miseria sólo saben
el insulto, la mofa, el recelo profundo
ante aquel que ilumina las palabras opacas
por el oculto fuego originario.




Claude Therberge


La sal de nuestro mundo eras,
vivo estabas como un rayo de sol,
ya es tan sólo tu recuerdo
quien yerra y pasa, acariciando
el muro de los cuerpos
con el dejo de las adormideras
que nuestros predecesores ingirieron
 a orillas del olvido.




Anatoliy Koncub


Si tu ángel acude a la memoria,
sombras son estos hombres
que aún palpitan tras las malezas de la tierra;
la muerte se diría
más viva que la vida
porque tú estás con ella,
pasado el arco de tu vasto imperio,
poblándola de pájaros y hojas
con tu gracia y tu juventud incomparables.


 
Claude Theberge


Aquí la primavera luce ahora.
Mira los radiantes mancebos
que vivo tanto amaste
efímeros pasar junto al fulgor del mar.
Desnudos cuerpos bellos que se llevan
tras de sí los deseos
con su exquisita forma, y sólo encierran
amargo zumo, que no alberga su espíritu
un destello de amor ni de alto pensamiento.




Claude Theberge

Igual todo prosigue,
como entonces, tan mágico,
que parece imposible
la sombra en que has caído.
Mas un inmenso afán oculto advierte
que su ignoto aguijón tan sólo puede
aplacarse en nosotros con la muerte,
como el afán del agua,
a quien no basta esculpirse en las olas,
sino perderse anónima
en los limbos del mar.




Claude Theberge



Pero antes no sabías
la realidad más honda de este mundo:
el odio, el triste odio de los hombres,
que en ti señalar quiso
por el acero horrible su victoria,
con tu angustia postrera
bajo la luz tranquila de Granada,
distante entre cipreses y laureles, 

y entre tus propias gentes
y por las mismas manos
que un día servilmente te halagaran.




Claude Theberge



Para el poeta la muerte es la victoria;

un viento demoníaco le impulsa por la vida,
y si una fuerza ciega
sin comprensión de amor
transforma por un crimen
a ti, cantor, en héroe,
contempla en cambio, hermano,
cómo entre la tristeza y el desdén
un poder más magnánimo permite a tus amigos
en un rincón pudrirse libremente.





Claude Theberge



Tenga tu sombra paz,
busque otros valles,
un río donde del viento
se lleve los sonidos entre juncos
y lirios y el encanto
tan viejo de las aguas elocuentes,
en donde el eco como la gloria humana ruede,
como ella de remoto,
ajeno como ella y tan estéril.




Giovanni Manfredini



Halle tu gran afán enajenado
el puro amor de un dios adolescente
entre el verdor de las rosas eternas;
porque este ansia divina, perdida aquí en la tierra,
tras de tanto dolor y dejamiento,
con su propia grandeza nos advierte
de alguna mente creadora inmensa,
que concibe al poeta cual lengua de su gloria
y luego le consuela a través de la muerte.



                            La realidad y el deseo (1924-1962)




Giovanni Manfredini




 COMO LEVE SONIDO

Como leve sonido:
hoja que roza un vidrio,
agua que acaricia unas guijas,
lluvia que besa una frente juvenil;



Claude Theberge


Como rápida caricia:
pie desnudo sobre el camino,
dedos que ensayan el primer amor,
sábanas tibias sobre el cuerpo solitario;

Como fugaz deseo:

seda brillante en la luz,
esbelto adolescente entrevisto,
lágrimas por ser más que un hombre;




Jesús Navarro


Como esta vida que no es mía
y sin embargo es la mía,
como este afán sin nombre
que no me pertenece y sin embargo soy yo;



Claude Theberge


Como todo aquello que de cerca o de lejos
me roza, me besa, me hiere,
tu presencia está conmigo fuera y dentro,
es mi vida misma y no es mi vida,
así como una hoja y otra hoja
son la apariencia del viento que las lleva.


                                   Los placeres prohibidos (1931)



Aleixandre y Cernuda en 1927


  
Donde habite el olvido fue el fruto poético de su relación amorosa con un chico llamado Serafín, un chulito de barrio que le hizo sufrir mucho, pues el pobre Luis se enamoró perdidamente y el tal Serafín le hacía poco caso, salvo para pedirle dinero. 

(Palabras de Vicente Aleixandre sobre Serafín Fernández Ferro)


 
A la izquierda Vicente Aleixandre, en el centro Luis Cernuda y a la derecha Federico García Lorca




COMO UNA VELA SOBRE EL MAR

Como una vela sobre el mar
resume ese azulado afán que se levanta
hasta las estrellas futuras,
hecho escala de olas
por donde pies divinos descienden al abismo,
también tu forma misma,
ángel, demonio, sueño de un amor soñado,
resume en mí un afán que en otro tiempo levantaba
hasta las nubes sus olas melancólicas.





Claude Theberge



Sintiendo todavía los pulsos de ese afán,
yo, el más enamorado,
en las orillas del amor,
sin que una luz me vea
definitivamente muerto o vivo,
contemplo sus olas y quisiera anegarme,
deseando perdidamente
descender, como los ángeles aquellos por la escala de espuma,
hasta el fondo del mismo amor que ningún hombre ha visto.




                          DONDE HABITE EL OLVIDO (1934)





Alex Stevenson



AMANDO EN EL TIEMPO


El tiempo, insinuándose en tu cuerpo,
tal la nube de polvo en fuente pura,
aquella gracia antigua desordena
y clava en mí una pena silenciosa.

Otros antes que yo vieron un' día,
y otros luego verán, cómo decir
la amada forma esbelta, recordando
de cuánta gloria es cifra un cuerpo hermoso.

Pero la vida sólo la aprendemos,
y placer y dolor se ofrecen siempre
tal mundo virgen para cada hombre.
Así mi pena inculta es nueva ahora.

Nueva como lo fuese al primer hombre,
que cayó con su amor del paraíso
cuando viera, tal cielo ya vencido
por sombra, envejecer el cuerpo amado.

                       La realidad y el deseo (1924-1962)


Alex Stevenson




LOS FANTASMAS DEL DESEO

Yo no te conocía, tierra;
con los ojos inertes, la mano aleteante,
lloré todo ciego bajo tu verde sonrisa,
aunque, alentar juvenil, sintiera a veces
un tumulto sediento de postrarse,
como huracán henchido aquí en el pecho;
ignorándote, tierra mía,
ignorando tu alentar, huracán o tumulto,
idénticos en esta melancólica burbuja que yo soy
a quien tu voz de acero inspirara un menudo vivir. 




Alex Stevenson



Bien sé ahora que tú eres
quien me dicta esta forma y este ansia;
sé al fin que el mar esbelto,
la enamorada luz, los niños sonrientes,
no son sino tú misma;
que los vivos, los muertos,
el placer y la pena,
la soledad, la amistad,
la miseria, el poderoso estúpido,
el hombre enamorado, el canalla,
son tan dignos de mí como de ellos yo lo soy;
mis brazos, tierra, son ya más anchos, ágiles,
para llevar tu afán que nada satisface. 




Alex Stevenson



El amor no tiene esta o aquella forma,
no puede detenerse en criatura alguna;
todas son por igual viles y soñadoras.
Placer que nunca muere
beso que nunca muere,
sólo en ti misma encuentro, tierra mía.
Nimbos de juventud, cabellos rubios o sombríos,
rizosos o lánguidos como una primavera,
sobre cuerpos cobrizos, sobre radiantes cuerpos
que tanto he amado inútilmente,
no es en vosotros donde la vida está, sino en la tierra,
en la tierra que aguarda, aguarda siempre
con sus labios tendidos, con sus brazos abiertos. 




Alex Stevenson


Dejadme, dejadme abarcar, ver unos instantes
este mundo divino que ahora es mío,
mío como lo soy yo mismo,
como lo fueron otros cuerpos que estrecharon mis brazos,
como la arena, que al besarla los labios
finge otros labios, dúctiles al deseo,
hasta que el viento lleva sus mentirosos átomos.

Como la arena, tierra,
como la arena misma,
la caricia es mentira, el amor es mentira, la amistad es mentira.
Tú sola quedas con el deseo,
con este deseo que aparenta ser mío y ni siquiera es mío,
sino el deseo de todos,
malvados, inocentes,
enamorados o canallas.

Tierra, tierra y deseo.
Una forma perdida.



    DONDE HABITE EL OLVIDO (1932-1933)



Alex Stevenson


NO DECÍA PALABRA...

 
No decía palabras,
acercaba tan sólo un cuerpo interrogante
porque ignoraba que el deseo es una pregunta
cuya respuesta no existe,
una hoja cuya rama no existe,
un mundo cuyo cielo no existe.

La angustia se abre paso entre los huesos,
remonta por las venas
hasta abrirse en la piel,
surtidores de sueño
hechos carne en interrogación vuelta a las nubes.

Un roce al paso,
una mirada fugaz entre las sombras,
bastan para que el cuerpo se abra en dos,
ávido de recibir en sí mismo
otro cuerpo que sueñe;
mitad y mitad, sueño y sueño, carne y carne,
iguales en figura, iguales en amor, iguales en deseo.

Aunque sólo sea una esperanza,
porque el deseo es una pregunta cuya respuesta nadie sabe.



                     LOS PLACERES PROHIBIDOS (1931)




Alex Stevenson




NO ES EL AMOR QUIEN MUERE...

No es el amor quien muere,
somos nosotros mismos.

Inocencia primera

abolida en deseo,
olvido de sí mismo en otro olvido,
ramas entrelazadas,
¿por qué vivir si desaparecéis un día?

Sólo vive quien mira 

siempre ante sí los ojos de su aurora,
solo vive quien besa

aquel cuerpo de ángel que el amor levantara.



Alejandro Barrón


Fantasmas de la pena, 
a lo lejos, los otros,
los que ese amor perdieron,
como un recuerdo en sueños, 

recorriendo las tumbas
otro vacío estrechan.

Por allá van y gimen,
muertos en pie, vidas tras de la piedra,
golpeando la impotencia,

arañando la sombra
con inútil ternura.
No, no es el amor quien muere.

               La realidad y el deseo (1924-1962) 



Alejandro Barrón


SI EL HOMBRE PUEDIERA DECIR LO QUE AMA...

 
Serafín Fernández Ferro, que mantuvo una relación tormentosa con Luis Cernuda, fue actor en la película emblemática del antifascismo: L'espoir (1939), de André Malraux


Si el hombre pudiera decir lo que ama,
si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo
como una nube en la luz;
si como muros que se derrumban,
para saludar la verdad erguida en medio,
pudiera derrumbar su cuerpo,
dejando sólo la verdad de su amor,
la verdad de sí mismo,
que no se llama gloria, fortuna o ambición,
sino amor o deseo,
yo sería aquel que imaginaba;
aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos
proclama ante los hombres la verdad ignorada,
la verdad de su amor verdadero.

Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien
cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío;
alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina
por quien el día y la noche son para mí lo que quiera,
y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu
como leños perdidos que el mar anega o levanta
libremente, con la libertad del amor,
la única libertad que me exalta,
la única libertad por que muero.

Tú justificas mi existencia:
si no te conozco, no he vivido;
si muero sin conocerte, no muero,  porque no he vivido.

  
               Los placeres prohibidos (1931) 


Alejandro Barrón



SOMBRAS BLANCAS

 Sombras frágiles, blancas, dormidas en la playa,
dormidas en su amor, en su flor de universo,
el ardiente color de la vida ignorando
sobre un lecho de arena y de azar abolido.

Libremente los besos desde sus labios caen
en el mar indomable como perlas inútiles;
perlas grises o acaso cenicientas estrellas
ascendiendo hacia el cielo con luz desvanecida.

Bajo la noche el mundo silencioso naufraga;
bajo la noche rostros fijos, muertos, se pierden.
Sólo esas sombras blancas, oh blancas, sí, tan blancas.
La luz también da sombras, pero sombras azules.


                  La realidad y el deseo (1924-1962) 


Steve Walker




UNOS CUERPOS CON COMO FLORES...

Unos cuerpos son como flores,
otros como puñales,
otros como cintas de agua;
pero todos, temprano o tarde,
serán quemaduras que en otro cuerpo se agranden,
convirtiendo por virtud del fuego a una piedra en un hombre.

Pero el hombre se agita en todas direcciones,
sueña con libertades, compite con el viento,
hasta que un día la quemadura se borra,
volviendo a ser piedra en el camino de nadie.

Yo, que no soy piedra, sino camino
que cruzan al pasar los pies desnudos,
muero de amor por todos ellos;
les doy mi cuerpo para que lo pisen,
aunque les lleve a una ambición o a una nube,
sin que ninguno comprenda
que ambiciones o nubes
no valen un amor que se entrega.

        LOS PLACERES PROHIBIDOS (1931)
 
Steve Walker



YO FUI...
 
Yo fui.
Columna ardiente, luna de primavera.
Mar dorado, ojos grandes.

Busqué lo que pensaba;
pensé, como al amanecer en sueño lánguido,
lo que pinta el deseo en días adolescentes.
Canté, subí,
fui luz un día
arrastrado en la llama.

Como un golpe de viento
que deshace la sombra,
caí en lo negro,
en el mundo insaciable.

He sido.


                La realidad y el deseo (1924-1962)


Steve Walker



NOCHE DE LUNA

Vida tras vida, fueron
olvidando los hombres
aquella diosa virgen
que misteriosamente, desde el cielo,
con amor apacible
asiste a sus vigilias
en el silencio dulce de las noches.


 
Guillermo Lorca




Ella ha sido quien viera a los abuelos
remotos, cuando abordan
en sus pintados barcos,
y ágiles y desnudos se apoderan
con un trémulo imperio de esta tierra,
así como el amante
arrebata y penetra el cuerpo amado.

Sus trabajos vio luego, sus cohabitaciones,
y otros seres menudos,
inhábiles, gritando entre los brazos
de los dominadores, y sus mujeres lánguidas
sonreír débilmente a la raza naciente.



 
Guillermo Lorca



Miró sus largas guerras
con pueblos enemigos
y el azote sagrado
de luchas fratricidas;
contempló esclavitudes y triunfos,
prostituciones, crímenes,
prosperidad, traiciones,
el sordo griterío,
todo el horror humano que salva la hermosura,
y con ella la calma,
la paz donde brota la historia.

También miró al arado
con el siervo pasando
sobre el antiguo campo de batalla,
fertilizado por tanto cuerpo joven;
y en ese mismo suelo ha visto correr luego
al orgulloso dueño sobre caballos recios,
mientras la hierba, ortiga y cardo
brotaban por las vastas propiedades.


 
Guillermo Lorca



Cuánta sangre ha corrido
ante el destino intacto de la diosa,
cuánto semen viril
vio surgir entre espasmos
de cuerpos hoy deshechos
en el viento y el polvo,
cuyos átomos yerran en leves nubes grises,
velando el embeleso de vasta descendencia
su tranquilo semblante compasivo.


 
Guillermo Lorca




Cuántas claras ruinas,
con jaramago apenas adornadas,
como fuertes castillos un día las has visto;
piedras más elocuentes que los siglos,
antes holladas por el paso leve
de esbeltas cazadoras, un neblí sobre el puño,
oblicua la mirada soñolienta
entre un aburrimiento y un amor clandestino.



Nicholas Oberling



Sombras, sombras efímeras,
en tanto ella, adolescente
como en los prados de la edad de oro,
vierte, azulada urna,
su embeleso letal
sobre nuevos cuerpos oscuros
que la primavera enfebrece
con agudos perfumes vegetales.


 
Guillermo Lorca


Allá tras de las torres, su reflejo
delata la presencia del mar,
mientras los hombres solitarios duermen
inermes en su lecho y confiados.
Los enemigos yacen confundidos.
Algo inmenso reposa, aunque la muerte aceche.



Guillermo Lorca
 
Y el mágico reflejo entre los árboles
permite al soñador abandonarse al canto,
al placer y al reposo,
a lo que siendo efímero se sueña como eterno.


 
Jesús Leguizamo



Mas una noche, al contemplar la antigua
morada de los hombres, solo ha de ver allá
ese reflejo de su dulce fulgor,
mudo y vacío entonces,
estéril tal su hermosura virginal;
sin que ningunos ojos humanos
hasta ella se alcen a través de las lágrimas,
definitivamente frente a frente
el silencio de un mundo que ha sido
y la pura belleza tranquila de la nada.



                          LAS NUBES (1937 - 1940)



Jesús Leguizamo



Os dejo también unos documentales impagables sobre Luis Cernuda. No os los perdáis, son pura miel.

En primer lugar el siguiente programa documental emitido por RTVE:





Programa documental de TV emitido en conmemoración del centenario del nacimiento del poeta sevillano Luis Cernuda (Sevilla, 21 de septiembre de 1902 – México, D.F., 5 de noviembre de 1963). En este vídeo se encuentran unidos las dos reportajes de La realidad y el deseo.



En este caso se trato del programa literario Negro sobre blanco:





Debate emitido el 10 de marzo de 2002 con motivo del 100º aniversario de Luis Cernuda. Modera Fernando Sánchez Dragó e intervienen Jacobo Cortines Torres (ensayista, poeta, Profesor Titular de Literatura Española y presidente ejecutivo de la Comisión Nacional para el Centenario de Luis Cernuda), José María Vaz de Soto (novelista, ensayista, columnista, filólogo y profesor de Literatura), Miguel García-Posada Huelva (escritor, crítico, filólogo, profesor y especialista en Luis Cernuda) y Juan Antonio Maeso Rubio (director de Artes Escénicas, novelista, y miembro de la Comisión organizadora del Centenario).



La realidad y el deseo, bajo este título publicó Cernuda su obra completa.



Espero, amigos, que os haya gustado este paseo por los versos dolientes, desgarrados y profundos de uno de nuestros más grandes poetas. Que sea por él y que no haya olvido, sino reconocimiento, belleza, poesía y amor. Gracias Cernuda, ¡qué grande!